|| El sacerdote José Isidro Salgado pasó por la Tertulia Cofrade Pasión con reflexiones certeras y enriquecedoras. Fue el pasado sábado, en un episodio de dos horas de una vida octogenaria de la que invirtió cuatro décadas en Paraguay. Será por eso que tituló su intervención "La Pasión continuada". Porque la pasión de Cristo no termina. Siempre hay víctimas y verdugos. Sobra decir desde que lado revisa él esta cuestión: "Hay que acercarse a las víctimas porque la fuerza mesiánica de la Pasión reside en ellas".

Aunque opinó que la Pasión de Cristo continúa desde el lado del pobre y el explotado, advirtió que la Iglesia habla de opción "preferencial por los pobres, no exclusiva". Es decir, que el mensaje de Cristo debe llegar a todos: pobre y ricos, humildes y poderosos. Y al mismo tiempo, explicó que "el misterio de la Pasión de Cristo no implica que desaparezca el dolor", sino que "le da un sentido, un significado. Y eso es porque en la cruz está Cristo" y por ello "no se puede arrancar al hombre de la cruz".

Presentado al principio de la sesión por Julio de la Torre, este religioso criado en Peñaranda abordó también la celebración popular de la Semana Santa y aseveró que las cofradías no tienen por qué volver al siglo XVII, sino que es preciso vivir la pasión de Cristo con otras metáforas, pues antes Dios era el todopoderoso, pero hoy en día aparece debilitado: "La respuesta a esta pasión continuada debe llevarnos a las víctimas. Y en este acercarse a las víctimas está la disidencia, que es buscar lo mejor por los caminos no habituales. Pero con prudencia, que el disidente se puede convertir en fanático. La religiosidad popular es disidente por culpa de la autoridad. Es una religión paralela, que va al lado de la oficial. Si la autoridad no se abre a estas expresiones eclesiales, se empobrece".