Revista "Pasión en Salamanca" Nº 9

Trabajo artesanal de románticos


Nº 9 Semana Santa 2002
Director: F. Javier Blázquez
Consejo de redacción: J. M. Ferreira Cunquero, Alfonso S. de Castro y Pilar Manero Jiménez

Índice

  • Editorial: Indicios de cambio
  • Contemplar la Semana Santa, Fernando Sebastián (arzobispo de Pamplona, obispo de Tudela y vicepresidente de la Conferencia Episcopal)
  • La Semana Santa en Castilla-La Mancha, José Bono Herrera (presidente de Castilla-La Mancha)
    La Semana Santa en el alma de Castilla y León, Juan Vicente (presidente de la Junta de Castilla y León)
  • Muerte de Jesús -cinco razones y un misterio-, Xabier Pikaza (catedrático de Teodicea y Fenomenología de las Religiones de la UPSA)
  • Desde Jerusalén, Tony Boyadgian (cristiano armenio residente en Jerusalén)
  • A Nuestro Padre Jesús Flagelado, F. Alfonso Santiago de Castro
  • Resurrecciones cotidianas, Ricardo Senabre (catedrático de Literatura Española de la USAL)
  • Las cítaras y los sauces, Fructuoso Mangas (párroco de La Purísima)
  • El Cristo clandestino de Wrigh, Francisco Rodríguez Pascual (profesor de Antropología Cultural y Filosófica de la UPSA)
  • La pasión de cada día, Alberto Gómez Alonso (catedrático de Cirugía de la USAL)
  • "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu", F. Soto del Carmen (poeta)
  • Rostros de la Semana Santa de Peñaranda, J. M. Ferreira Cunquero
  • Los puntos sobre las íes: Joven y cofrade, Mª Dolores Herráez (Cofradía de Cristo Yacente de la Misericordia) / Perder la esperanza, F. Alfonso Santiago
  • El contrapunto: "La mujer en las cofradías". Mantener la tradición, Mª del Socorro Álvarez (Cofradía de la Sagrada Cena de Valladolid) / Igualdad de derechos, Asís de Castro Justel (Cofradía de Jesús Nazareno de Zamora)
  • Calle procesional, Luis Frayle
  • Sinfonía apasionada. Sobre "Figuras de la Pasión del Señor" de Gabriel Miró. Asunción Escribano (profesora de Literatura de la UPSA)
  • Aniversario. La Oración en el Huerto
  • Yo, Dimas. El buen ladrón. Ricardo Fernández (periodista)
  • El dulce comer de Cuaresma, Santiago Juanes (periodista)
  • La Semana Santa zamorana y su reflejo en Remembranza, Leticia Mª Rodrigo (periodista)
  • La música de Thalberg suena a gloria en Zamora, Luis Felipe Delgado (periodista)
  • El sentir de la saeta, Juan Palacios Ávila (secretario de la Escuela de Saetas de Sevilla)
  • Jesús Barrabás, Ignacio Carnero (escritor)
  • Actividades de la Tertulia Cofrade Pasión
  • La sed, Andrés Quintanilla

    - Portada: "Pasión en Salamanca", acuarela de Jerónimo Prieto dedicada a la Semana Santa salmantina en el año de la capitalidad europea de la cultura
    - Ilustraciones: Jerónimo Prieto, Fernando Mayoral, Jesús Velasco, Andrés Alen, Ana Sáez del Arco, Ángel Cerdera Macho, Jesús Cobos Abengoza, Rafael Cid Tapia y Miguel Gosálvez
    - Fotografías: J. M. Ferreira, Ángel González López, Luis Monzón, Ángel Benito Sánchez

Editorial

Indicios de cambio

Partimos de un hecho: las desavenencias entre cofradías y jerarquía eclesiástica han sido una constante a lo largo de la historia. La iniciativa popular que promueve la constitución de esta forma de asociarse los seglares nos ayuda a comprender que surjan mecanismos de defensa ante los intentos normativos de la autoridad. Y esto no lo podemos evitar; para lo bueno y para lo malo, las cofradías son como son y no debemos incurrir en el error de compararlas con los movimientos apostólicos o los institutos seculares. El ámbito en el que desarrollan su actividad es otro, el de la religiosidad popular, con sus condicionantes y limitaciones.

Los problemas y fricciones se dan en toda actividad humana. También en la Iglesia, constituida por personas que se equivocan y dan lugar, lamentablemente, a situaciones escandalosas. Ésta es otra constante en la historia de la Iglesia que no deja libres ni a quienes  debieran dar testimonio de mayor ejemplaridad.

Ahora bien, esto no quiere decir que debamos disculpar los errores y excesos en los que tradicionalmente han incurrido nuestras cofradías de penitencia. Dada la condición humana debemos asumir la permanencia del conflicto, pero nunca justificarlo, mantenerlo o incentivarlo.

Desde luego, las cofradías salmantinas y sus integrantes no son tan ejemplares como debieran. Pero no todo está mal; tampoco aquello que se hace es inútil, como insinúan algunos pastores o declaran abiertamente determinados cofrades que condicionaron su perseverancia al mantenimiento de cargos directivos. Esos juicios, los que surgen desde el desconocimiento o el resentimiento,  no nos sirven.

Un análisis serio de la situación de las cofradías salmantinas nos lleva a reconocer que algo ha cambiado en los últimos tiempos. El discurso de la oficialidad cofrade no es el de hace quince años. Entonces era casi impensable oír a los dirigentes de las hermandades que la institución a la que representaban tenía una finalidad religiosa. Más bien su discurso se centraba en la descripción del desfile procesional. Algo parecido sucede con el ejercicio de la caridad, que es asumido como algo consustancial a las cofradías y ha generado iniciativas que en más de un caso ya superan lo testimonial. Incluso ante la necesidad de una formación específicamente cofrade se están dando pasos significativos. A la entidad editora de la revista, con todas sus limitaciones, le cupo el honor de ser el primer foro donde se reivindicó este aspecto y se dispusieron los medios para solventarlo. Desde hace dos años la diócesis de Salamanca, desde la Delegación de apostolado seglar, también ha tomado medidas para paliar esta carencia.

Y coincide todo esto con un momento en el que parece que las cofradías penitenciales de Salamanca terminaron su etapa de progresión –en ocasiones incontrolada– e inician un inquietante declive. Quizás sea el momento oportuno para hacer una revisión profunda de la razón de ser de nuestras cofradías. Hay indicios de renovación y el reto al que nos enfrentamos es importante. Si en verdad algo está cambiando y queremos defender este tipo de asociacionismo religioso, debemos cerrar filas –todos– y, cuando sea necesario, orillar los problemas del pasado perdonando y olvidando, regresando a los cauces debidos y ayudar desde dentro. Sólo si existen el compromiso y la coherencia entre lo proclamado y lo vivido es válida la crítica.

Hay indicios de crisis y renovación. La historia nos enseña que la crisis llega cuando unas estructuras dejan de ser válidas y se hacen necesarias otras nuevas. La etapa que se inició hace veinte años parece que llega a su fin. Ojalá que estos signos de renovación preconicen una nueva Semana Santa popular asentada sobre principios auténticamente cristianos.