Revista "Pasión en Salamanca" Nº 15
Trabajo artesanal de románticos
Nº 15 Semana Santa 2008
Director: F. Javier Blázquez
Consejo editorial: J. A. Vázquez Guerra, Juan Ramajo, J. M. Ferreira Cunquero, Esteban Prado, V. Velasco y A. Borrego
Índice
- Editorial: Francisco Rodríguez Pascual
- Índice
- Días para una nueva vida, Antonio Colinas (poeta y escritor)
- Tres golpes de llamador, Francisco Robles (escritor)
- Cuaresma en Salamanca, Alfredo Flores (ex hermano mayor de la Hermandad de San Gonzalo de Sevilla)
- Imágenes de Pasión y lectura espiritual, Teófanes Egido (catedrático de Historia Moderna de la UVA)
- Jueves Santo, la próxima copa en el Reino, Xabier Pikaza (teólogo)
- El Cristo de San Jerónimo
- Oración ante la Madre Dolorosa, Miguel Márquez
- La sexta palabra desde la cruz, José-Román Flecha Andrés (catedrático de Teología Moral de la UPSA)
- Lamentaciones en la muerte de Cristo, José Manuel Hernández Sánchez (responsable de los Grupos Bíblicos y párroco de La Purísima)
- Que me duele Señor, Inés María Guzmán
- Sudor y lágrimas, Fructuoso Mangas Ramos (párroco de La Purísima)
- La humanidad poética de Cristo, Asunción Escribano (catedrática de Lengua y Literatura Españolas de la Facultad de Comunicación de la UPSA)
- Ante un futuro apasionante, Luis Felipe Delgado (periodista)
- Remembranza: las siete palabras de Cristo en la Semana Santa de Salamanca. José Fernando Santos Barrueco y J. M. Ferreira (poeta)
- El contrapunto: "El himno nacional en las procesiones". El significado del himno, José Vaz Cohen (presidente de la Junta de Cofradías de Salamanca) / Otros tiempos, otros himnos, Carlos García Rioja (La Horqueta, León)
- Línea editorial, Sobre aquello que nos define.
- Mujeres de Jerusalén. Nosotras no le abandonamos, Ricardo Fernández (periodista)
- Protagonismo infantil en la Pascual de Resurrección salmantina: el ángel San Miguel y el Niño Dios, Rosa Mª Lorenzo (etnógrafa)
- El camino de la cruz de Genaro de Nó, Montserrat González García (historiadora del Arte)
- Cuestión de identidad, Conrado Vicente Pérez (psicólogo)
- El santuario del Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana, Luis D. Gaya (franciscano. Guardián del Monasterio de Santo Toribio de Liébana)
- Mujeres y cofradías en la Andalucía de finales de la Edad Media y comienzos de la Modernidad, Silvia María Pérez González (Universidad Pablo de Olavide de Sevilla)
- La "Quaresma" en el libro del arte de Cozina de Domingo Hernández, Santiago Juanes (periodista)
- El Cristo de las Golondrinas, José González Torices (escritor)
- Cartel "Pasión en Salamanca 2008", José Ramón Campos (sacerdote y profesor de Arte cristiano)
- Corona de Espinas, José Luis Puerto
- Portada: "La duda del apóstol", acuarela de Jerónimo Prieto. Diseño: Rafael Cid Tapia
- Ilustraciones: Jerónimo Prieto, Andrés Alén, Salud Parada, Fernando Mayoral, Rafael Cid Tapia, Francisco Campos, Miguel Gosálvez, Jesús Cobos, Alejandra Rodrigo del Amo y Jean Claude
- Fotografías: José Fernando Santos, Alejandro Quintano, Abraham Coco, Julio González, J. M. Ferreira Cunquero, Rosa Mª Lorenzo, Lucía Fuentes y Ángel Benito
Editorial
Francisco Rodríguez Pascual
El 22 de abril de 2007, fallecía en Salamanca Francisco Rodríguez Pascual, colaborador habitual de esta revista y socio de su entidad editora desde 1999. La Semana Santa ha perdido al intelectual de prestigio que con mayor vigor defendió la vigencia, dentro de la Iglesia, de las fórmulas asociativas y manifestaciones piadosas de la religiosidad popular. Antropólogo y religioso, hombre de amplísima formación, humanista en el sentido pleno de la palabra y poseedor de un ingente acopio de saberes en el ámbito de la etnografía, el profesor Rodríguez Pascual ha sido en el último cuarto de siglo referente indiscutible de la cultura tradicional en el occidente meseteño. Y a partir de los trabajos de campo y la observación participante articuló su principal aportación a la antropología cultural: la religiosidad popular es una realidad fundamental y fundamentante en nuestra área cultural. De ahí la necesidad de estudiarla y valorarla, de apreciarla y saber utilizarla adecuadamente en la acción pastoral que aspira a ser eficaz.Junto a él aprendimos a analizar con rigor la fenomenología de la religiosidad popular durante el tiempo de cuaresma y la Semana Santa. Con él caminamos defendiendo, con la pluma y la palabra, la complementariedad que debe darse entre la liturgia, siempre prioritaria, y las prácticas piadosas de un pueblo que celebra, un poco a su modo, la pasión, muerte y resurrección de Cristo, que, no puede soslayarse, también son las del hombre. A él debemos infinidad de escritos que fueron –y continuarán siendo– punto de referencia para la hermenéutica de la religiosidad popular. Ahí quedan, a modo de ejemplo, los tres volúmenes de La Semana Santa de los pueblos, obra de lectura obligada para el que trata de acercarse a la dimensión más popular de esta celebración por las tierras del antiguo reino leonés.
En el segundo de estos libros, que lleva el subtítulo de pensada y sopesada, el antropólogo profundiza con extraordinaria agudeza en el sentir de los protagonistas y en la esencia de la paraliturgia y tradiciones que conmemoran, entre las gentes del pueblo, los misterios centrales de la redención humana. En una de sus páginas, repitiendo por enésima vez los versos de León Felipe, reiterando aquellas palabras que en su día le sobrecogieron e indeleblemente quedaron inscritas en su ser, se hace, una vez más, esa pregunta tan tremenda: ¿Quién es el hombre...? Y responde seguidamente, con una de las sentencias más rotundas del poeta de Tábara, su paisano: Cristo es el hombre. Y éste es el leitmotiv de su obra. En el trasfondo de sus estudios sobre religiosidad popular aparece a modo de constante la certeza de que Cristo es por antonomasia el arquetipo del hombre. Y lo explica con enorme sencillez, con el lenguaje de quien pretende ante todo que le comprendan.
Así era él, un hombre de increíble erudición y elevada modestia en las formas y en el trato. Un hombre de pueblo en el buen sentido de la palabra, de su pueblo Carbajales de Alba, del pueblo y entregado al pueblo.
Nos dejó el maestro, el filósofo de las gentes del común que dedicó su existencia a la ciencia del hombre como ser trascendente. Nos dejó el hombre, el maestro de la vida y para la vida del que tanto pudimos aprender. Nos dejó su obra, en verdad prolija, y el ejemplo tesonero del que sigue ejerciendo hasta el final... nos dejó su recuerdo, ya perenne, de persona cercana y bondadosa, de hombre íntegro y cabal que consagró por entero su vida a aquello en lo que creía.