Revista "Pasión en Salamanca" Nº 13

Trabajo artesanal de románticos


Nº 13 Semana Santa 2006
Director: F. Javier Blázquez
Redacción: J. A. Vázquez Guerra, J. M. Ferreira Cunquero, Vicente Velasco y Juan Ramajo de la Iglesia


Índice

  • Editorial: Santa y Vera Cruz
  • Índice
  • Un instante definitivo: Santiago Pedraz (magistrado de la Audiencia Nacional)
  • El justo traicionado, Ricardo Senabre (catedrático de Literatura Española de la USAL)
  • Los cánticos del Siervo de Yahvéh, José Manuel Hernández Sánchez (José Manuel Hernández Sánchez, responsable de los Grupos Bíblicos y párroco de La Purísima)
  • Virgen de la Soledad, Salud Parada
  • Cuarta palabra de Jesús en la Cruz, José-Román Flecha Andrés (catedrático de Teología Morel de la UPSA)
  • Aquellos maravillosos años, Isidro Catela Marcos (director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española y profesor de la UPSA)
  • Dolor de una madre sola, Mercedes-Aurora Blanco
  • Reconciliación vecinal en Semana Santa, Francisco Rodríguez Pascual (antrópologo)
  • Curiosos pendones, Enrique Mora González
  • Cristo luz y vida, Romualdo Fernández Ferreira (misionero de Tierra Santa en Siria)
    ¡Quién me presta una escalera!, Fructuoso Mangas Ramos (párroco de La Purísima)
  • El Dios hombre de Lope de Vega, Asunción Escribano Hernández (profesora de Lengua y Literatura Españolas, directora de la Cátedra poética “Fray Luis de León” de la UPSA)
  • Momentos de la Semana Santa, V Centenario de la Vera Cruz, Alejandro Quintano (fotógrafo) y J. M. Ferreira (poeta)
  • Los puntos sobre las íes: Aviso a navegantes, José Vaz Cohen (presidente de la Junta de Cofradías de Salamanca) / El capirote pascual, Ana Torrecilla García (hermana mayor de la Congregación de Jesús Rescatado de Salamanca)
  • El contrapunto: A vueltas con la corneta. Las bandas de música son el acompañamiento más adecuado, Antonio Santos García (musicólogo) / Ni castellanas ni andaluzas, simplemente marchas procesionales, Tito Aparicio (director de la banda de CC y TT Ntra. Sra. de la Piedad)
  • Yo Caifás, Sumo Sacerdote, Ricardo Fernández (periodista)
  • La cofradía gremial de Nuestra Señora de la Soledad, Rosa Mª Lorenzo (etnógrafa)
  • André Alén, artista innato, José Manuel Ferreira Cunquero (poeta)
  • Un frágil equilibrio, Conrado Vicente Pérez (psicólogo)
  • La saeta flamenca, Juan Palacios Ávila (secretario de la Escuela de Saetas de Sevilla)
  • La última cena, Julio César García Rodríguez (profesor de Historia de Arte de la ESR)
  • La Cuaresma en el Colegio de Cuenca, Santiago Juanes (periodista)
  • La efigie indeleble, Ignacio Carnero (escritor)
  • Cartel "Pasión en Salamanca 2006", Andrés Alén Sánchez
  • Rabí enhiesto, Antonio Sánchez Zamarreño (poeta)

    - Portada: "El Expolio", de Jerónimo Prieto
    - Ilustraciones: Jerónimo Prieto, Andrés Alén, Salud Parada, Fernando Mayoral, Miguel Ángel Gasco, Francisco Campos, Miguel Gosálvez, Jesús Cobos, Miguel Elías Sánchez y Maria-Johanna Senn
    - Fotografías: Alejandro Quintano Alfonso, Óscar García, Ángel Benito Sánchez, Abraham Coco, J. M. Ferreira, J. M. Pérez Concellón y Rosa Mª Lorenzo

Editorial

Santa y Vera Cruz

El acontecer humano, al organizarse socialmente, precisa de unos hitos o referencias que le permitan la aprehensión de aquello que verdaderamente es importante para la comunidad. En la concepción circular del tiempo, propia de la antropología, existen conmemoraciones que se repiten con escrupulosa periodicidad a fin de recordar y destacar la importancia del evento acontecido en una edad pretérita, aunque ésta se adentre en los parámetros de la mitología. Buen ejemplo de ello, insertado eso sí en el tiempo real registrado por la historiografía, es nuestra celebración anual de la Semana Santa. Estas reiteraciones cíclicas son frecuentemente una restauración del tiempo pasado, pues no sólo se recuerda aquello que ocurrió, el hecho sucede nuevamente. Por ello a la repetición se asocia el rito y se va más allá de la evocación al vivir como si fuese la primera vez el acontecimiento rememorado.

Para el tiempo lineal, que es el de la historia, existen otros recordatorios que denominamos aniversarios. Las celebraciones son distintas, pues independientemente de los fastos que pudiere haber en cada una de ellas, todos convenimos que su importancia es directamente proporcional a los años transcurridos. En ellas, además, no buscamos restaurar el pasado, sino congratularnos por la persistencia de algo que valoramos o reflexionar sobre un suceso concreto. Y en función de nuestro cómputo decimal, los aniversarios son mejor considerados cuanto más exactos y elevados resultan.

Por ello los quinientos años de cualquier institución son siempre un motivo para la alegría y la reflexión. Que una cofradía de Salamanca, la de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción de su Madre, María Santísima, haya conseguido mantener ininterrumpidamente su actividad durante cinco siglos es todo un acontecimiento para la ciudad y para el ámbito específico de la religiosidad popular en el que se desenvuelven las cofradías de Semana Santa. Salvo ayuntamientos, obispados y otras fundaciones diocesanas, órdenes religiosas y algunas universidades, son muy pocas más las instituciones que pueden enorgullecerse de una existencia tan dilatada. En Salamanca ninguna, salvo la Santa Cruz. El auge de la ciudad bajomedieval y las nuevas fórmulas asociativas que mueven al seglar a tomar la iniciativa en los asuntos concernientes a la economía de la salvación, cristalizan a finales del siglo XV y principios del XVI en la fundación de numerosas cofradías. Algunas tenían antecedentes en otras instituciones, pero es en esta época cuando se normalizan y por medio de las constituciones se integran plenamente en la vida de la Iglesia. En este contexto se funda la Cofradía salmantina de la Vera Cruz, una de las más antiguas de España, tal como correspondía a una ciudad que por entonces figuraba entre las más importantes de Castilla y de la recientemente constituida España.

En el caso de Salamanca se da además la circunstancia de que la celebración popular de la Semana Santa se ha organizado históricamente a través de esta cofradía. Durante los dos primeros siglos prácticamente en solitario, durante casi otras dos centurias en compañía de la Congregación de Jesús Nazareno, a la que dirigió, y a lo largo de los últimos 150 años junto a las otras cofradías que en tiempos bien distintos han ido enriqueciendo con su participación las procesiones de la Semana Santa. Por ello también, junto a la Vera Cruz, la ciudad entera festeja los quinientos años de una popular y genuina celebración de la Semana Santa, la que se articula a través de las cofradías penitenciales.  A todos nos corresponde, pues, sentir el aniversario como algo propio y actuar en consecuencia, participando en los actos conmemorativos y, cuando sea preciso y oportuno, colaborando activamente con la primera de nuestras cofradías.