Revista "Pasión en Salamanca" Nº 11

Trabajo artesanal de románticos


Nº 11 Semana Santa 2004
Director: F. Javier Blázquez
Redacción: J. M. Ferreira Cunquero y José Antonio Vázquez Guerra

Índice

  • Editorial: Tiempo de crisis
  • Índice
  • Las Edades del Hombre y la Semana Santa, Antonio-Ignacio Meléndez Alonso (secretario general de la Fundación Las Edades del Hombres)
  • Retorno de un tiempo esencial, Antonio Colinas (poeta y escritor)
  • La Pasión, las procesiones de antaño y los gestos, Teófanes Egido (historiador de la Iglesia y Profesor de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid)
  • Segunda palabra de Jesús en la cruz, José-Román Flecha Andrés (decano de la Facultad de Teología de la UPSA)
  • Los españoles y el anticristo, Francisco Rodríguez Pascual (antropólogo)
  • Del descreimiento de la fe, Ricardo Senabre (catedrático de Literatura Española de la USAL)
  • Dios de gracia. Jueces humanos, Xavier Pikaza (teólogo)
  • Actores secundarios, Fructuoso Mangas (párroco de la Purísima)
  • Aspectos de la Pasión de Cristo, Ángel Sánchez Rodríguez (catedrático de Medicina Interna de la USAL)
  • Cristo (de. A. Alén), J. M. Ferreira Cunquero (poeta)
  • La Pasión acariciada de Fray Luis de Granada, Asunción Escribano (profesora de Literatura de la UPSA)
  • Momentos de la Semana Santa de Ciudad Rodrigo, José Vicente y J. M. Ferreira
  • Los puntos sobre las íes: "Los clientes" cofrades a la carta, Juan Ramajo de la Iglesia (catequista) / Lo peor, Carlos García Rioja (director del Centro de Documentación e Investigación de la Semana Santa de León)
  • El contrapunto: "¿Es bueno el interés turístico?" Seamos coherentes, Leonildo Ramos Sierra (vicario parroquial de María Mediadora) / Es positivo para la ciudad, María Estévez Hernández (técnico de empresas turísticas)
  • La Magdalena: "Yo no estaba bien vista", Ricardo Fernández (periodista)
  • El ikón de Maalula. Fr. Romualdo Fernández Ferreira (superior de la comunidad franciscana en Siria)
  • La acción social en las cofradías salmantinas, Rosa Mª Lorenzo (etnógrafa)
  • La última cena, Santiago Juanes (periodista)
  • "La Passió" según Olesa, Mª José Gallardo (Museo Iconográfico y del Cristianismo de Andorra)
  • Algunas cuestiones candentes, Conrado Vicente Pérez (psicólogo)
  • Lourdes Hernández Pena, imaginera, Jesús Velasco (pintor)
  • Procesión salmantina de la Soledad, Ángel M. de Pablos (periodista)
  • El réprobo de Kariot, Ignacio Carnero (escritor)
  • Al nazareno de la Vera Cruz, J. M. Ferreira Cunquero (poeta)
  • La Piedad, José María Muñoz Quirós

    - Portada: "Nazareno", pintura de Jerónimo Prieto
    - Ilustraciones: Jerónimo Prieto, Andrés Alén, Miguel Elías, Fernando Mayoral, Jesús Velasco, Miguel Gosálvez, Jesús Cobos, Saludad Parada y Rafael Cid Tapia
    - Fotografías: José Vicente, Óscar García, Julio González, Rosa Mª Lorenzo, Franciscanos de Damasco, J. M. Ferreira y Alejandro Quintano

Editorial

Tiempos de crisis

Y lo primero es aclarar el término, porque crisis no es sólo una situación difícil o comprometida. Las crisis son una constante en la vida individual y en el devenir colectivo de los individuos socialmente organizados. La crisis sobreviene cuando las estructuras que sustentan un sistema pierden vigencia, no se ajustan a la nueva realidad y por ende adolecen de obsolescencia. Son inevitables y muchas veces necesarias; en ellas se fraguan los cambios que determinarán la etapa venidera. Por ello la crisis genera incertidum-bre, miedo a perder aquello se tiene, desconfianza ante el futuro. La frialdad del análisis retrospectivo, inherente a la metodología histórica, frecuentemente concluye con una especie de fatalismo apriorístico al considerar que, dadas las circunstancias, las cosas no pudieron suceder de otra manera. Lo demás sería ucrónico. Pero claro, una cosa es investigar o teorizar y otra, bien distinta, el ser partícipe, o incluso protagonista, durante el proceso constituyente del hecho.

Traslademos esto a nuestras cofradías y procesiones de Semana Santa, las de Salamanca. Coincidimos todos en que el modelo cofrade instituido en los tiempos del nacional-catolicismo perdió su vigencia con las transformaciones socio-económicas experimentadas en la España del desarrollismo franquista y con el aggiornamento conciliar. Esta crisis de los años 60 y 70 del pasado siglo se manifestó con distinto grado de intensidad en cada lugar. En Salamanca fue muy acusada y hasta seis cofradías desparecieron temporal o definitivamente del escenario procesional. Y más o menos coincidimos también todos en que, de la mano de la Hermandad del Amor y de la Paz, fundada por Ángel J. Ferreira, se inicia un lento resurgir de la Semana Santa procesional que se acelera, al socaire de los nuevos tiempos —propicios ahora para lo tradicional—, en la década de los 80.

Llegó la etapa de crecimiento, con más cofrades que nunca y otras hermandades de nueva fundación, con todos los pasos recuperados y otros de encargo reciente. Y en plena vorágine expansionista todos nos felicitábamos, tildando de agoreros a quienes vislumbraban las grietas del descomunal edificio que se estaba construyendo. Interpretaciones al margen, lo cierto es que hemos vivido más de tres lustros de progresión constante. Y, evitando también el interpretar, es de dominio público que llevamos unos años de regresión. No es un hecho coyuntural. Antes de terminar su etapa presidencial en la Junta de Cofradías, Julián Alcántara alertaba en los medios de comunicación. Se refería sólo a las evidencias externas: menos cofrades desfilando. Pero por ahí se empezaba a reconocer lo que desde hacía seis o siete años comenzaba a intuirse, el ciclo estaba cambiando y la palabra, entonces tabú, hoy ya circula sin pudor alguno por todos los ámbitos cofrades: vivimos tiempos de crisis.

Vivimos tiempos de crisis porque las estructuras que dispusimos para el ordenamiento de nuestras cofradías y procesiones durante los años 80 han debido caducar. El vertiginoso avance de la sociedad contemporánea conlleva el acortamiento de los ciclos y no es de extrañar que estos puedan durar sólo un par de décadas. Por ello, examinando las crisis anteriores, hacemos una llamada a los cofrades y a sus dirigentes para que, con el sosiego debido, analicen las causas que están llevando a esta falta de participación en las procesiones y al desinterés por los demás actos de las hermandades. Volver a lo anterior es prácticamente imposible, porque la evolución es constante y los periodos de crisis aceleran los momentos de cambio. Desde estas mismas páginas, hace dos años, valorábamos unos indicios de renovación, francamente positivos, que afloraban en las cofradías salmantinas. Tal vez por ahí pueda venir la sistematización de la Semana Santa popular durante las décadas venideras. Los tiempos de crisis, también de incertidumbre, son preludio de transformaciones. La Historia nos enseña no obstante, que si las crisis se gestionan con eficacia, el cambio es positivo.