Revista "Pasión en Salamanca" Nº 10

Trabajo artesanal de románticos


Nº 10 Semana Santa 2003
Director: F. Javier Blázquez
Redacción: J. M. Ferreira Cunquero, José Antonio Vázquez Guerra y Pilar Manero Jiménez


Índice

  • Editorial: Sobre las declaraciones de interés turístico
  • Miguel de Unamuno y la Semana Santa, Víctor García de la Concha (director de la Real Academia Española)
  • Un tiempo de renacimiento, Antonio Colinas (poeta y escritor)
  • Angustia en el Huerto, Xabier Pikaza (catedrático de Teodicea y Fenomenología de las Religiones de la UPSA)
  • Primera palabra de Cristo en la cruz, José-Román Flecha Andrés (decano de Teología de la UPSA)
  • Una teoría sobre la Semana Santa, Francisco Rodríguez Pascual (antropólogo)
  • Fe en la vida, Ricardo Senabre (catedrático de Literatura Española de la USAL)
  • La semana más grande, Fructuoso Mangas (párroco de La Purísima)
  • Con mi cruz a cuestas, Ildefonso Murillo (profesor de Filosofía de la UPSA y fundador y director de la revista "Diálogo Filosófico")
  • Cuando pasa el Nazareno, Juan Manuel Alonso (adorador nocturno veterano constante)
  • Semana Santa. Fe y democracia, Enrique Clemente (profesor de Geografía de la USAL)
  • Cristo y una mujer, Mercedes Blanco (poeta)
  • Momentos de la Semana Santa de Ledesma, Luis Maderal y J. M. Ferreira
  • Los puntos sobre las íes: La música de Nuestras Cofradías, Antonio Santos (musicólogo, director del Coro La Stigia y compositor de marchas para la Semana Santa de Salamanca y Zamora) / "¿Goss?", Leonildo Ramos (diácono de la diócesis de Salamanca)
  • El contrapunto: "Saetas en Castilla". Por supuesto que sí, Soledad de los Ángeles (saetera en Salamanca) / Mejor una jaculatoria,Conrado Vicente (hermano de la Cofradía del Santo Entierro de Zamora)
  • Giovanni Papini o la pasión de un converso, Asunción Escribano (profesora de Literatura de la UPSA)
  • Yo, Simón Pedro, Ricardo Fernández (periodista)
  • Dramatizar los misterios de la Semana Santa, Juan Carlos Sánchez Gómez (rector del seminario de Ciudad Rodrigo y director del Grupo Manantial)
  • La torrija, Santiago Juanes (periodista)
  • La conservación del patrimonio, Julio César García (historiador del Arte, coordinador de las
  • Jornadas de restauración y conservación del patrimonio de Semana Santa de Valladolid)
  • El crucificado en el Museo Iconográfico, Mª José Gallardo (del Museo Iconográfico) y Francisco Miñambres (historiador)
  • Cofradías sevillanas bajomedievales y su atención a los pobres, Silvia María Pérez González (profesora de Historia Medieval de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla)
  • Sonidos y sentimientos en la Semana Santa de Zamora, Leticia Mª Rodrigo del Amo (periodista)
  • Coronación de Nuestra Señora de la Soledad
  • Lisia, la última hermanastra de Cristo, Ignacio Carnero (escritor)
  • Luis Monzón, en el recuerdo
  • Pietá, Jesús Hilario Tundidor (premio Adonais de poesía en 1962)

    - Portada: "Cristo Cruficiado", pintura de Jerónimo Prieto
    - Ilustraciones: Jerónimo Prieto, Andrés Alen, Miguel Elías, Fernando Mayoral, Jesús Velasco, Miguel Gosálvez, Jesús Cobos y Ángel Cerdera Macho
    - Fotografías: Luis Maderal, Luis Monzón, Julio González, M. J. Gallardo, Óscar García, J. M. Ferreira Cunquero, José Vicente y Alejandro Quintano

Editorial

Sobre las declaraciones de interés turístico

¿Son las procesiones de Semana Santa una celebración de interés turístico? Intrínsecamente no, es evidente. Los desfiles que organizan las cofradías nacieron exclusivamente con una finalidad religiosa. Los cofrades que visten el hábito no lo hacen para atraer a los visitantes. Participan en las procesiones testificando la fe cristiana que profesan. Desfilan para acompañar a Cristo, en su pasión, y a la Virgen dolorosa. Salen a la calle para interiorizar los misterios de la redención, públicamente proclamados, y hacer sencilla oración. Esta es la esencia de nuestras procesiones y mientras se mantenga la comunión eclesial no hay que buscar en ellas otro sentido. Sencillamente no lo hay.

Ahora bien, ante la contemplación del desfile procesional cada espectador reacciona de manera distinta y las emociones que experimenta son variadas. Los creyentes valorarán fundamentalmente la expresión religiosa del pueblo que se manifiesta en procesión. Serán copartícipes de la misma y recordarán los misterios de la muerte y resurrección de Cristo al desfilar los pasos ante ellos. Y sin excluir lo anterior, aunque haya quien lo soslaye, no podemos impedir las otras sensaciones. El hecho religioso precisa de símbolos y en las prácticas de la piedad popular aparecen por doquier. La simbología y la iconografía características del catolicismo reformado en Trento, confieren a las procesiones de Semana Santa una belleza singular. Y sin tener por qué prescindir del sentido primordial de las cofradías y sus desfiles, los espectadores pueden admirar la imaginería, emocionarse con el recogimiento o espectacularidad de las procesiones, descubrir el hondo calado antropológico que poseen. Las procesiones son bellas, del mismo modo que la liturgia es bella en sí misma e igual que determinados rituales de otros credos también lo son.

Pero a diferencia de la liturgia en las procesiones prevalece la dimensión pública. Son una exteriorización de la fe profesada y es un testimonio para todos. De ahí que los otros muchos valores que se suman al religioso, en un desfile de Semana Santa, puedan ser apreciados de formas muy distintas. Y en una sociedad donde el conocer nuevos lugares y culturas cada vez es un hecho más generalizado, no puede impedirse que haya quien considere especialmente bellas las procesiones de una determinada ciudad. Otra cosa sería que cofrades, cofradías y la misma Iglesia hiciesen de estas consideraciones tan mundanas una de sus razones de existencia o permanencia. Entonces algo fallaría. Pero mientras sean las instituciones públicas quienes recomienden a los viajeros la belleza de unas u otras procesiones, nada podemos decir los cofrades.

Hasta el año pasado parecía que las declaraciones de interés turístico internacional, en lo que se refiere a las procesiones de Semana Santa, era únicamente cosa de cinco ciudades: Sevilla, Málaga, Zamora, Valladolid y Cuenca. En 2002 León se sumó al grupo y al escribir estas líneas Salamanca espera conocer si su solicitud será aceptada.

En el caso de Salamanca, independientemente de lo que suceda, el proceso ha sido ejemplar. La iniciativa la tomó el alcalde, Julián Lanzarote, pensando únicamente en el bien de la ciudad y disponiendo para ello todos los medios a su alcance. La oposición, encabezada por el aspirante a alcalde Fernando Pablos, también ha actuado responsable y solidariamente al apoyar la iniciativa. La Junta de Cofradías, dirigida entonces por Julián Alcántara, prudentemente se ha mantenido al margen sin que ello haya sido óbice para colaborar con cuanto se le solicitó. Y la Iglesia diocesana no se ha pronunciado, porque este es un asunto meramente administrativo. Y cuando cada uno está en el lugar que le corresponde nada más hay que decir.