Sin título



Por vez primera en nuestros carteles de Pasión, Eusebio San Blanco nos trae un cartel realizado completamente en dibujo digital. Sabemos que se ha realizado en tiempos áridos, y si aludo a una situación personal de pérdida, es porque creo que es inevitable en la creación artística la influencia del ánimo en el alma, por decirlo así, y en esta obra queda muy patente.

Cristo en este cartel aparece implorante, quizás desconcertado, más hombre que nunca, sintiendo la soledad y el abandono cuando, como fruto y respuesta inaudita a su plegaria, recibe desde lo alto una corona de espinas ardientes como llamarada de fuego y dolor que debe aceptar casi como un don. Ese momento en el que el hombre se hace uno con el Cristo.

Creo que este es el tema principal del cartel, duro, emotivo, sencillo y magistral. La verdadera esencia de este trabajo que no es otra que la búsqueda del personaje de un Cristo realmente contemporáneo en ese trance, la profundidad de la súplica, las características identitarias con el propio autor. Creo que este es el gran acierto conseguido por San Blanco en este gran cartel, que más que nada es eso: un grito que estalla cuando lo contemplamos.