Carteles | 2010 | Jerónimo Prieto

Pintores para anunciar a Cristo


"Nazareno"



Jerónimo Prieto recibió el encargo de realizar este cartel con la única consigna de responder al lema "Pasión en Salamanca". Lo demás quedaba a su criterio. Tras un tiempo madurándolo, al final el artista entiende que Cristo es el protagonista de la Pasión y la imagen de Salamanca viene dada por sus torres, las de la Clerecía y las catedrales. Con estos elementos tan sencillos realiza la composición del cartel.

La pintura original es una acuarela sobre cartón, elaborada minuciosamente a base de veladuras y raspaduras. Con ella consigue una de esas "acuarelas atormentadas" a las que tan acostumbrados nos tiene Prieto. Acuarelas atormentadas en su concepción, en la técnica y en la impresión que producen sus figuras. Así es la que ha dado origen a este Cristo maniatado que en su postura de tres cuartos se proyecta hacia adelante desde el fondo, como queriéndose salir. Estamos ante una muestra más de ese expresionismo atroz que sigulariza la obra de Prieto.

La idea surge de la contemplación de un nazareno maniatado en una pequeña localidad portuguesa de la raya. Pero a diferencia del original las manos no están tensas, sino que se extienden para ser besadas. Contrastan, de esta forma, con el arquetipo del Jesús Cautivo. Este Cristo de leyendas le hacía recordar al autor algunos episodios del pasado, como el de la veneración del Divino Redentor Rescatado en Salamanca. Y entre uno y otro Cristo, Prieto concibe su propio Nazareno. Ni uno ni otro, porque él no quería detenerse en ninguna imagen.

El Cristo aparece en un primer plano, muy acusado además. La composición está pensada para ser cartel y un cartel por encima de todo debe impactar. Por eso la simplificación, la reducción del misterio a la figura principal, recortada en la parte inferior a la altura de unas manos apenas sujetas por la soga que se pierde a la altura del hombro para acentuar la verticalidad. La disposición en tres cuartos y la intensidad cromática, que contrasta a todas luces con la atenuadísima grisalla del fondo, son los recursos utilizados por el artista para lograr este objetivo. Por otro lado, en la mente del autor estaba también la celebración del aniversario de la Tertulia y concibió el cartel como un recordatorio, a semejanza de las antiguas estampas que, con motivo de eventos extraordinarios, se entregaban tiempo atrás.

En toda obra, también en el cartel, el fondo es fundamental, y este cartel la Pasión se ubica en Salamanca. Y Prieto aquí no se complica la vida y transforma Jerusalén en la ciudad helmántica. La torre de David y la fortaleza herodiana de la torre Antonia son sustituidas ahora por esas otras torres que siluetean el inconfundible perfil de la ciudad tormesina cuando el viajero se aproxima a ella desde el sur. Pero el fondo se aclara y difumina. Salamanca sólo es escenario de ese acto en el que se representa el sufrir de Jesús el Cristo. La claridad del fondo se acentúa drásticamente al recortar de forma circular los perfiles arquitectónicos. Tras ellos unos tonos amarillentos y grisáceos destinados a evitar la agresividad visual que siempre produce la ausencia de color. Sirve también para dotar a la composición de un cierto aire de antigüedad, dando la impresión de la vieja estampa manoseada hasta lo indecible en las prácticas devotas.

Llama la atención, por último, la forma elegida por Prieto para el fondo. Es una letra del alfabeto griego, la omega. Y utiliza la omega porque el Señor Dios dice en el libro del Apocalipsis que "yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin". La centralidad de Cristo en la obra religiosa de Jerónimo Prieto queda también de manifiesto con la utilización de estos recursos alegóricos. Cristo es el principio y el fin. Pero entonces se podría achacar la ausencia de la primera letra, el alfa. Sin embargo el prólogo del evangelio de san Juan nos desvela el misterio al leer que "al principio de los tiempos existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios". Jesús es la palabra de Dios, porque Dios habló a los hombres a través de Jesús el Cristo, el Dios humanado que era en el principio. Principio y fin, de esta forma, están representados en esta pintura de Prieto que anuncia en Salamanca que llega la Semana Santa y todos, creyentes o heterodoxos, practicantes o alejados, devotos o entusiastas, estamos invitados a vivir.

Francisco Javier Blázquez Vicente (resumen de la presentación del cartel)

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